¿Qué se necesita para destruir la omisión y silencio en la máxima casa de estudios? Ni una agresión más, ni una injusticia más, simplemente, ni una más.
Tan solo en una semana se han denunciado dos agresiones sexuales en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), estudiantes de la Facultad de Derecho y Economía alzaron la voz y en pocos días se han realizado manifestaciones, paros y bloqueo de calles, porque estos no son casos aislados, y la comunidad estudiantil buscará la justicia que en años no se les ha brindado a sus compañeras.
Año tras año, las estudiantes de la máxima casa de estudios en San Luis Potosí sufren miradas lascivas, comentarios indeseados, tocamientos e incluso violaciones por parte de docentes y alumnos, cada año, la herida que deja la inacción y silencio de las autoridades se hace más profunda, y este día no solo llegó a su límite, llegó al corazón de cada uno de los alumnos, provocando un ruido ensordecedor en las calles de la capital, porque exigen que en la UASLP no haya ni una más.
¿Qué es lo que espera el rector para actuar? Alejandro Zermeño Guerra ha sido un claro ejemplo de lo que es la sociedad, representa silencio, indiferencia e incomprensión, este no es solo un problema institucional, es un problema que aqueja hogares en San Luis Potosí pero que solo preocupa cuando afecta directamente.
Las y los estudiantes no solo quieren suspensiones, quieren justicia real, que se garantice los derechos para que ninguna mujer tenga miedo de ir a su aula.
Si, expulsaron ya a dos estudiantes, destituyeron a Magdalena González Vega e incluso el director de la facultad de derecho, Germán Federico Pedroza renunció a su cargo, ¿pero por qué hasta ahora UASLP? Cuántas denuncias no pasaron por las manos de sus autoridades educativas que solo fueron ignoradas y que se perdieron en el archivo, tuvieron que esperar lo peor para poder dar una respuesta escueta a la comunidad.
Hoy, se exige consecuencias reales para los agresores, y un cambio dentro de la institución, porque el silencio que retumba dentro de las paredes de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí ha costado la tranquilidad y seguridad de sus alumnas.