El embarazo en la adolescencia no solo afecta la salud física y mental de las jóvenes, sino que también tiene un impacto directo en sus oportunidades de desarrollo personal, educativo y profesional; por ello, prevenir los embarazos en adolescentes es una responsabilidad compartida entre las autoridades, las instituciones educativas y las familias, que deben trabajar juntas para garantizar que las adolescentes tengan un futuro prometedor y saludable.
El embarazo en adolescentes sigue siendo una de las principales preocupaciones de salud pública en México y América Latina, cada año, miles de adolescentes se enfrentan a una maternidad temprana que pone en riesgo su salud y la de sus bebés.
Por ello, del 16 al 22 de septiembre, se conmemora la Semana para la Prevención del Embarazo en Adolescentes en América Latina, una oportunidad para resaltar la importancia de evitar estos embarazos a temprana edad debido a los graves problemas de salud que pueden acarrear tanto para la madre como para el bebé.
En el marco de la semana de prevención del embarazo adolescente la Secretaria de Salud de Gobierno del estado emitió una campaña de prevención señalando los principales riesgos del embarazo en adolescentes esto por que el principal problema es que el cuerpo de las jóvenes no está completamente desarrollado para llevar un embarazo a término de manera segura, así lo da a conocer el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGSR) y la Secretaría de Salud, el cuerpo de las adolescentes aún está en proceso de crecimiento y desarrollo, lo que puede derivar en múltiples complicaciones de salud.
El embarazo a una edad temprana puede tener consecuencias serias para la salud de la madre, entre las que se incluyen:
1. Preeclampsia: Este trastorno se caracteriza por un aumento peligroso de la presión arterial y puede ocasionar daño a órganos vitales como el hígado y los riñones. La preeclampsia, si no se trata a tiempo, puede poner en peligro la vida de la madre y del bebé.
2. Anemia: Durante el embarazo, el cuerpo necesita más hierro para producir hemoglobina y transportar oxígeno tanto a la madre como al feto. Las adolescentes suelen ser más propensas a desarrollar anemia debido a que sus reservas de hierro aún no están completamente establecidas, lo que puede resultar en fatiga extrema y otras complicaciones.
3. Problemas psicológicos: El embarazo adolescente no solo implica riesgos físicos, sino también emocionales y psicológicos. Las jóvenes suelen enfrentar altos niveles de estrés, depresión y ansiedad debido a la presión social, la falta de preparación y los desafíos de asumir responsabilidades parentales a una edad temprana.
Los hijos de madres adolescentes también enfrentan riesgos considerables, como:
1.Parto prematuro: Las adolescentes tienen un riesgo mayor de dar a luz antes de las 37 semanas de gestación, lo que puede conllevar problemas de desarrollo en el bebé, desde dificultades respiratorias hasta problemas de alimentación.
2. Bajo peso al nacer: Debido a que el cuerpo de la madre adolescente aún está en desarrollo, es común que los bebés nazcan con un peso inferior a los 2.500 gramos. El bajo peso al nacer está asociado con problemas de salud a corto y largo plazo, incluyendo dificultades en el desarrollo cognitivo y motor.
A pesar de los esfuerzos en campañas educativas, el embarazo adolescente sigue siendo una problemática creciente, en parte debido a la falta de acceso a métodos anticonceptivos, la escasa educación sexual y las barreras culturales que impiden a las jóvenes recibir la información adecuada.
Con el lema, Pongamos fin al embarazo adolescente, las autoridades sanitarias reafirman su compromiso de reducir los embarazos en adolescentes mediante la promoción de una educación sexual integral y el acceso a métodos anticonceptivos. Es fundamental que las adolescentes comprendan los riesgos que enfrentan y tengan a su disposición las herramientas necesarias para evitar embarazos no planeados.
La Semana para la Prevención del Embarazo en Adolescentes no solo busca crear conciencia entre las jóvenes, sino también entre las familias, las escuelas y la sociedad en general.
El embarazo en la adolescencia no solo afecta la salud física y mental de las jóvenes, sino que también tiene un impacto directo en sus oportunidades de desarrollo personal, educativo y profesional. Por ello, prevenir los embarazos en adolescentes es una responsabilidad compartida entre las autoridades, las instituciones educativas y las familias, que deben trabajar juntas para garantizar que las adolescentes tengan un futuro prometedor y saludable.