El alcalde Enrique Galindo defiende mejoras en la percepción de seguridad en San Luis Potosí, pero los potosinos siguen sintiéndose inseguros y desconfiados del gobierno.
Ante los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) de octubre 2024, donde el 68.5% de la población adulta en San Luis Potosí expresó sentir inseguridad en la ciudad, el alcalde Enrique Galindo Ceballos adoptó una postura optimista. En sus declaraciones, argumentó que la percepción de inseguridad ha mejorado desde su llegada al gobierno, aunque de manera marginal, y defendió que, a pesar de los desafíos, los indicadores de confianza en su administración y la policía son positivos.
Galindo comenzó su intervención señalando que, cuando asumió la alcaldía, la percepción de inseguridad era “muy mala” y que ha mejorado “poquito”, lo que considera un logro. Sin embargo, calificar una mejora mínima como un éxito se queda corto frente a la realidad que enfrentan los potosinos. El 68.5% de los habitantes todavía considera que la ciudad no es segura, una cifra demasiado alta. Aunque la percepción haya mejorado levemente, los problemas de fondo persisten y continúan afectando la vida cotidiana de miles de ciudadanos.
El alcalde también mencionó que la percepción pública de seguridad es “muy frágil” y que un solo evento puede alterar la opinión de la gente. Si bien esto es cierto, el uso de este argumento parece minimizar la responsabilidad de su administración en la mejora sostenida de la seguridad. Un cambio de percepción temporal no puede tomarse como una excusa para eludir las profundas deficiencias estructurales que no han sido resueltas.
Galindo destacó que uno de los principales logros de su administración ha sido el incremento en la confianza en el gobierno y en la policía. Sin embargo, la misma encuesta de la ENSU revela que solo el 40.4% de los potosinos considera que su gobierno es efectivo en la resolución de problemáticas urbanas. Esta cifra refleja una realidad en la que la mayoría de la población no tiene confianza plena en la capacidad del gobierno local para abordar los problemas de seguridad, infraestructura y servicios básicos.
El alcalde parece aferrarse a lo que considera un avance positivo, pero deja de lado las críticas ciudadanas que evidencian la insuficiencia de las estrategias implementadas. La “confianza” en el gobierno y la policía, según sus palabras, sigue siendo un desafío, y no es suficiente con destacar los pocos aspectos favorables de una evaluación general que sigue mostrando graves deficiencias.
Galindo aseguró que en algunos indicadores San Luis Potosí ahora se encuentra “por debajo de la media nacional” y que su administración está “entre las cinco mejores” capitales del país, según la evaluación del INEGI. No obstante, este tipo de comparaciones con la media nacional pueden ser engañosas. El hecho de que la ciudad esté por debajo de la media no significa que las condiciones sean óptimas. La mejora relativa en comparación con otras ciudades no cambia el hecho de que la percepción de inseguridad y los problemas urbanos siguen siendo un lastre importante para la vida en San Luis Potosí.
Además, la insistencia en señalar que la administración ha logrado sostener una percepción “a favor” contrasta con la realidad que experimentan los ciudadanos a diario: robos, asaltos, problemas de infraestructura como los baches y la falta de agua potable, y una sensación constante de vulnerabilidad en espacios públicos clave como el transporte y las calles.
El reto para su gobierno es grande: reducir de manera sustancial los niveles de inseguridad, restablecer la confianza de la ciudadanía en la policía y las instituciones, y resolver problemáticas urbanas que afectan a la mayoría de los potosinos.