Escrito por Angelique Salazar.
El funcionario aseguró que las penas actuales no son suficientes para evitar la reincidencia y aboga por un castigo más severo en contra de los abusadores sexuales.
Ante los recientes y alarmantes casos de abuso a menores que se han registrado a nivel nacional en los centros educativos, Crisógono Sánchez, director del Sistema Educativo Estatal Regular (SEER), indicó que está a favor de la castración química como una solución para enfrentar este problema que sigue afectando a la sociedad.
Sánchez, declaró que las actuales sanciones, que consisten en penas de prisión de entre 5, 10 y 20 años, no son suficientes para frenar la reincidencia de estos agresores, ya que el problema radica en que los violadores, tras cumplir sus sentencias, pueden salir de prisión con deseos de venganza o con la misma inclinación a seguir cometiendo los mismos delitos.
El director de la SEER planteó que la castración química, un procedimiento médico que reduce la libido y la capacidad sexual de los agresores, podría ser una medida efectiva para disuadir futuros ataques. “Es importante aplicar castigos más severos, con castigos en donde la gente ya le piense para hacer las cosas” afirmó Crisógono, refiriéndose a que estos castigos no solo sirvan para sancionar, sino también para prevenir.
Aunque la castración química es un tema que ha generado debate en diversas partes del mundo, Sánchez argumentó que es necesario explorar este tipo de soluciones, especialmente cuando las penas convencionales no han logrado erradicar el problema. Para él, la modificación de la ley en este sentido es un paso urgente y necesario para la protección de los más vulnerables.
En este sentido, el funcionario recordó además sus propias experiencias y formación cultural, destacando que en su pueblo natal se implementaron medidas similares en el pasado, lo que ayudó a erradicar este tipo de crímenes. “Crecí bajo esa cultura en mi pueblo, bajo la dirección de un comandante esque aplicaba eso y afortunadamente se erradicó al 100%” compartió el director.
De esta manera, para Sánchez, la experiencia de su comunidad es una prueba de que este tipo de medidas no solo son viables, sino también eficaces en la lucha contra el abuso.
Sin embargo, la castración química sigue siendo un tema divisivo, ya que algunos críticos argumentan que podría violar derechos humanos, mientras que otros lo consideran un castigo justo y necesario ante la gravedad del delito.
A pesar de las controversias, el director del SEER mantiene firme su postura, insistiendo en que es hora de adoptar medidas más duras para proteger a los niños y niñas de México.
El siguiente paso será ver si esta propuesta puede ganar el apoyo necesario en los ámbitos legislativos y sociales para convertirse en ley, lo que sin duda abrirá un debate nacional sobre hasta dónde se deben endurecer las sanciones contra los abusadores sexuales.