
Los trastornos emocionales en niños y adolescentes de Soledad de Graciano Sánchez han alcanzado niveles alarmantes, afectando directamente su desempeño escolar, aseguro alcaldesa.
El municipio de Soledad de Graciano Sánchez enfrenta un aumento alarmante en los trastornos emocionales entre su población estudiantil, afectando directamente su rendimiento escolar. Araceli Martínez Pérez, alcaldesa interina del municipio, señaló que desde la pandemia de COVID-19 los problemas de salud emocional han incrementado hasta un 60% en niños, niñas y adolescentes, lo que ha derivado en un bajo desempeño académico en las aulas.
Martínez Pérez destacó que los trastornos psicológicos y emocionales, como la ansiedad, depresión y estrés, han pasado a ser la causa principal del bajo rendimiento escolar. Indicó que es crucial que tanto las familias como las instituciones educativas trabajen en conjunto para identificar señales de alerta en los menores, tales como cambios en el comportamiento, dificultades para dormir, problemas alimenticios y un rendimiento académico deficiente.
“Es esencial que detectemos estas señales para intervenir a tiempo y proporcionarles la ayuda que necesitan”, subrayó la edil. La atención temprana a estos problemas emocionales puede marcar una diferencia significativa en el desarrollo de los estudiantes y su capacidad para desempeñarse adecuadamente en la escuela.
Como parte de los esfuerzos para abordar esta problemática, el municipio ha implementado el programa “Yo Te Escucho”, liderado por la Unidad de Atención de Violencia Intrafamiliar (UAVI) de la Dirección de Seguridad Pública Municipal. Este taller está enfocado en brindar apoyo psicológico y emocional a estudiantes de diversas escuelas públicas que presentan dificultades de conducta o problemas que afectan su desarrollo personal y académico.
El programa, que ya ha visitado varias instituciones educativas del municipio, tiene como objetivo ofrecer una intervención directa en los casos detectados. La UAVI explicó que, a partir de la segunda o tercera sesión del taller, los cambios en el comportamiento de los menores se vuelven evidentes. “Escuchamos a las y los estudiantes y trabajamos en la raíz de sus problemas. Desde la segunda sesión, los cambios positivos empiezan a notarse”, expresó un portavoz del organismo.
Además de las sesiones dirigidas a los estudiantes, el programa incluye un seguimiento con los padres de familia para asegurar que los avances obtenidos en la escuela se mantengan en el hogar. “Es fundamental que los padres comprendan los cambios que experimentan sus hijos, ya que al final del proceso, los menores suelen mostrar una actitud completamente diferente”, explicó el portavoz.