
En su primer día de trabajo, en la galería ‘El mundo como la no- objetividad. El nacimiento de un nuevo arte’, un guardia ruso se aburrió y, para quitarse el hastío, decidió rayar una de las caras y valiosas pinturas de la exposición.
A pesar de que las cámaras no lograron captar a quien hizo la ‘travesura’, el culpable decidió confesar, y será acreedor a una multa de 74 millones de rublos.
La pintura, que no recibió grandes daños según los investigadores, tendrá un costo de reparación de 250 millones de rublos.